Malaquita

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Origen de nombre: Derivado del latín "malachites" que significa "a través de" y del griego antiguo "malakhe" que significa "malva".

Grupo de origen: Carbonatos.

Composición química: Carbonato básico de cobre CU₂CO₃(OH)₃.

Dureza: Entre 3,5 y 4.

Sistema cristalino: Monoclínico.

Principales yacimientos: Congo, Rusia, Colombia, Hungría, Marruecos, Estados Unidos, Zambia, Rumanía, Sudáfrica, Zimbabwe, Namibia, China, Australia y Francia.

Colores: Verde que varía de pálido a muy oscuro.

Rica en historias y leyendas, la malaquita es una piedra que ha sido utilizada por el hombre desde hace varios miles de años. Los egipcios fueron los primeros en utilizarlo para proteger a las mujeres embarazadas. Para protegerse durante el embarazo, las mujeres egipcias solían llevar una piedra malaquita alrededor del cuello. De hecho, la malaquita se asociaba a Thueris, la diosa del hipopótamo y protectora de la maternidad. Para los egipcios, la malaquita era el símbolo del renacimiento, la eterna juventud y la vida después de la muerte.

Entre los griegos, la piedra malaquita se utilizaba como protección contra las lesiones. Los soldados lo llevaban como amuleto en el cuello o en la muñeca. En Éfeso, las piedras de malaquita estaban incrustadas en los objetos decorativos y los ornamentos del templo de Artemisa.

Durante la antigüedad, la piedra malaquita fue pulverizada y utilizada en varias pinturas iconográficas. El pigmento metálico del que está compuesto tiene una sensibilidad muy alta a los ácidos y a la luz. El predominio del verde se debe al cobre que contiene. En Rusia, la piedra malaquita siempre ha sido usada por los zares como piedra decorativa. En San Petersburgo, la Catedral de San Isaac puede atestiguar esto a través de las columnas del iconostasio.

En la Edad Media, la malaquita se utilizaba como escudo contra el mal de ojo y todas las energías dañinas. En particular, se abogaba por proteger a los niños de enfermedades mortales. Según sus creencias, los romanos creían que la piedra malaquita protegía contra los rayos. Por ejemplo, los romanos recomendaban encarecidamente que los niños tuvieran un talismán o colgante de malaquita para protegerse.

En la actualidad, la piedra malaquita se utiliza para fabricar joyas como collares de perlas de malaquita y pulseras de perlas de malaquita. Esta fina piedra se utiliza para fabricar objetos ornamentales. No es raro verlo incrustado en objetos, columnas, secciones, tablas, etc. Se ha convertido en una parte importante del arte contemporáneo, pero también del arte en general. Esto es especialmente cierto en Rusia, donde el arte se expresa plenamente en las transposiciones. Hoy en día, se utiliza ampliamente en la fabricación de productos cosméticos. En efecto, la malaquita tiene propiedades desintoxicantes y antioxidantes especialmente interesantes para la piel.

Mentalmente, la piedra malaquita es una piedra natural que da seguridad y confianza. Refuerza la capacidad de persuasión del portador, conduciendo a un discurso estructurado, tranquilo y conciso. La malaquita lleva en sus propiedades y virtudes la protección. Esta piedra permite así desarrollar considerablemente la energía positiva, pero también absorber la energía negativa. Protege por este medio.

En litoterapia, la piedra malaquita se utiliza frecuentemente en el chakra del corazón para restablecer el equilibrio del alma. Aporta equilibrio al cuerpo y abre el corazón. La malaquita también nos da una idea de con quién podemos y no podemos relacionarnos. Elimina las angustias y los miedos del alma en favor de la compasión, el discernimiento y la plenitud.

La malaquita permite transformaciones, promueve el cambio y la toma de riesgos. En la vida cotidiana, llevar la piedra malaquita armoniza las relaciones con los demás, pero también en un entorno familiar difícil. Las ondas negativas y contaminantes serán absorbidas por la malaquita. En general, esta piedra abre todos los chakras. Ampliamente utilizada en la meditación, permite al usuario interpretar sus sueños. La malaquita es una piedra que facilita la expresión de los sentimientos. Su color verde inspira esperanza y serenidad.

Esta piedra amplifica las energías positivas y reduce el efecto de las negativas al absorberlas son gran facilidad (es una de las piedras protectoras por excelencia). Atenta si has nacido bajo el signo de Escorpio, pues la malaquita está muy conectada con este signo zodiacal: como suelen ser personas introspectivas, les ayuda a abrirse al resto de personas.

La malaquita está también vinculada al tercer ojo, por lo que promete aumentar el poder de la visualización psíquica. Además, en torno a los chakras, se dice que consigue limpiarlos y activarlos. Pero hay que prestar especialmente atención a esta piedra energética, pues si se respira su polvo o se lame su superficie puede resultar tóxica. Cuidado.

A nivel espiritual, la piedra malaquita actúa principalmente sobre el chakra del corazón. Situado en el centro del pecho y de los 7 chakras, el chakra del corazón es un vínculo esencial entre las energías espirituales y materiales. Debido a su posición central, el chakra del corazón desempeña un papel vital en el equilibrio de todos los demás chakras.

Considerado el hogar del amor universal, el chakra del corazón promueve la pureza, la sinceridad y la ternura. Cuando el chakra del corazón está cerrado o desequilibrado, se manifiesta como hipersensibilidad, egocentrismo, miedos irracionales y una especie de insensibilidad al amor. Este chakra suele cerrarse tras un choque emocional, como una ruptura o una muerte. Sin embargo, nunca permanece cerrado de forma permanente. Lo primero que hay que hacer para abrirlo es tomar conciencia y aceptar las heridas del pasado. La segunda es trabajar en la apertura con minerales verdes suaves y protectores como la piedra malaquita.

La malaquita es una piedra de transformación, limpieza y sanación. De energía intensa, combina bien con el cuarzo rosa o el cuarzo verde, piedras más suaves que colocadas juntas en el 4º chakra, a la altura del corazón, favorecen la sanación en un nivel holístico, abriendo el corazón y aportando armonía y equilibrio.

Con el paso del tiempo, la piedra malaquita se vacía de su energía calmante y protectora. Actúa como una esponja que absorbe todas las ondas negativas. Por eso es imprescindible depurarla regularmente para descargarla.

Todas las piedras purifican y recargan a su manera. En este caso, la malaquita es una piedra frágil que requiere una atención especial. Para purificarla, puede utilizar agua, tierra o incienso. Pero cuidado, no hay que dejarla en remojo en un baño de agua durante varias horas, porque esta piedra absorbe tanto el agua como la mala energía. Para purificarla sin dañarla, basta con enjuagarla durante unos minutos con agua de manantial o agua destilada. Evite utilizar agua del grifo y, por supuesto, no añada sal. Después de estos minutos de purificación, puede limpiar suavemente su piedra con un paño suave y limpio. Así se evitan los arañazos y el empañamiento prematuro de las joyas. Si prefiere la purificación mediante el humo, necesitará incienso, sándalo o salvia. Este método consiste en pasar su piedra malaquita sobre el humo durante unos minutos para vaciarlo de malas vibraciones.

Para recargar su piedra malaquita, colóquela cerca de una fuente de luz natural. Tras el ritual de purificación, puede exponerla al sol o a la luz de la luna durante unas horas. Si decide ponerla al sol, elija la mañana o un momento del día en que no haya demasiada luz, ya que la malaquita es demasiado frágil para soportar el calor.

Para optimizar el proceso de recarga, puede colocar su piedra sobre un cúmulo de cuarzo, un cristal de roca o una geoda de amatista. En litoterapia, el cuarzo blanco y la amatista son ideales para multiplicar los poderes y las buenas energías de otros minerales.

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